DECORACIÓN DE INTERIORES | «El antes y después de la cocina de Sandra y Juan»

La cocina de Sandra y Juan, propietarios de nuestras penúltima reforma era algo así como un pasillo largo y estrecho a pesar de los metros cuadrados de la vivienda. Dicha estancia estaba demasiado «cerrada» al resto de la casa y sus propietarios tenían una idea fija. Abrir al menos una parte hacia el salón donde poder disfrutar de los desayunos y comidas de una forma más desenfadada y sobre todo, disfrutando de la luz que entra a través de los enormes ventanales.

Esta vista está tomada desde la pequeña terraza de la cocina hacia el interior.

Desde un inicio me dieron dos pautas muy claras:

– No somos de cocinar mucho porque no pasamos casi tiempo casa, así que necesitamos algo funcional y cómodo pero no excesivamente grande puesto que:

 

– Morimos por tener una isla donde poder comer a diario o preparar los aperitivos mientras nos tomamos un vinito (o una «sidrina») cuando vengan amigos a casa.

Foto tomada 1 metro delante de la anterior.

Obviamente, diseñar una gran isla dentro de este espacio un tanto angosto, era inviable. Por ello decidimos tirar todo el tabique lateral derecho (según foto superior) o lo que es lo mismo, todo el tabique que veis al fondo en la foto inferior (justo el que tiene un acumulador). Adiós tabique y adiós marcos de madera y puerta. Dejamos el único pilar «peladito» y listo para pintar y construir a partir de él el espacio para la gran isla…

 

 

 

Foto tomada desde los ventanales del salón hacia la entrada de la casa y el tabique de la cocina.

Como muchos pudisteis comprobar en el post anterior (click) sobre esta misma reforma, pocos de los tabiques con los que contaba la vivienda en un inicio, quedaron en pie. Una de las decisiones más importantes fue abrir el comedor y la terraza del salón al interior pudiendo así disfrutar de espacio suficiente para colocar no sólo el mobiliario típico (sofás, mesa, sillas, mueble de tv, etc…) sino también la deseada isla:

 

 

 

Foto tomada desde el (ex) hall de entrada.

En la foto que os muestro a continuación, entenderéis perfectamente de lo que os hablo y de paso podréis localizar la puerta corredera de cristal tras la cual «se esconde» la segunda parte de la cocina:

Foto tomada desde el mismo punto que la anterior durante el montaje de la isla central.

Separar la cocina en dos partes literalmente unidas y a la vez separadas por la puerta corredera fue sin duda un acierto. ¿Preparamos una merienda? ¡En la isla! ¿Hacemos unos filetes? ¡Pues dentro y con la puerta cerrada! que no queremos «malas humos» 😉

 

 

Foto tomada desde un lateral de la isla hacia la puerta de acceso a la cocina «cerrada».

Para completar el almacenaje, que nunca está de más, se diseñó un enorme mueble panelado de cuatro cuerpos donde además de despensa y escobero, se dispusieron nevera y congelador por aquello de tener cerca las bebidas fresquitas.

 

 

 

Foto del mueble panelado y del diseño de la parte interior de la cocina.

Para los acabados los dueños también tenían muy claros sus gustos. Querían un porcelánico oscuro con aspecto de piedra para que la encimera y los muebles altos en blanco brillo destacaran lo suficiente. El suelo, también de porcelánico imita tablones de madera rústica. Tanto en las paredes como en el suelo de terraza se optó por dar continuidad por lo que se alicató y soló de forma idéntica.

 

Encimera en silestone blanco, fregadero color moka bajo la misma, electrodomésticos en acero inoxidable y luces bajo el mueble alto. Veremos ahora si cocinan o no 😉

 

 

Foto tomada desde la puerta de acceso a la cocina hacia la terraza exterior.

Las fotos que habéis visto hasta ahora son de nuestra amiga y fotógrafa Lupe Clemente. Sin embargo, como el día de la sesión la isla central aún no estaba terminada, le pedí a Sandra que me mandara algunas fotos que ella mismo hizo unos días después. A ver qué os parece:

Muy pronto traerán un bebito a este mundo, sin embargo ya cuentan con una cocina (y por supuesto casa) para toda una gran familia numerosa.

 

¡Y yo me apunto a las «sidrinas»!